Lima tiene el dudoso honor de ser la segunda ciudad en
América Latina con mayor contaminación ambiental. Y la primera en el raking de parques
automotores viejos de la región.
En una ciudad que se asfixia, llama la atención las buenas noticias.
Esta semana, escolares pintaron pulmones a la ciudad. La novedad: el
recubrimiento empleado en el mural del colegio Alfonso Ugarte tiene la
capacidad de convertir el veneno -óxidos de nitrógeno- en oxígeno. Algo parecido a lo que hacen las
plantas con el CO2 durante la fotosíntesis.
Esto sucede por un proceso llamado fotocatálisis. El dióxido
de titanio añadido a la pintura hace que, al contacto con la luz solar, se produzca
una reacción química que transforma los óxidos de nitrógeno –responsables de la
lluvia ácida- en una sustancia inofensiva.
La responsable de esta ingeniosa idea: la Fundación Niños del Arcoiris. Otra organización con una iniciativa similar es Asociación Aire que promueve el empleo de pinturas fotocatalíticas como KNOxOUT.
Los óxidos de nitrógeno afectan el aparato respiratorio causando
desde irritación a las mucosas y falta de aliento hasta una menor resistencia a
la gripe estacional, bronquitis y enfisema pulmonar.
Fantástica iniciativa que se viene practicando en algunas de
las ciudades más contaminadas del mundo. En el Perú ya se ha realizado -con el patrocinio
de la empresa privada- en distritos como El Agustino.
Si no hay espacios para los árboles, habrá que “pintarlos”.
Algunas cifras:
- Un m² de pintura fotocatalítica tiene la capacidad de filtrar de un árbol adulto. Y sólo encarece entre un 5 y 10% los costos de producción / construcción.
- Un edificio fotocatalítico podría reducir el 89% del óxido de nitrógeno de su alrededor.
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Disclaimer: El presente blog no ha sido producido por una profesional en el sector salud. Si tiene una condición médica, consulte con un facultativo.